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Tips para proteger nuestra salud mental

Lleva un estilo de vida saludable. Hacer ejercicio de manera regular -si es posible, al aire libre- te ayudará a mantener elevado tu estado de ánimo. Adicionalmente, aliméntate de manera variada y equilibrada, con una dieta rica en fruta, verdura y fibra y baja en grasas y azúcares refinados. Toma al menos dos litros de agua al día y trata de evitar la cafeína, el alcohol y, por supuesto, el consumo de otras drogas.

Cuida la calidad de tu sueño. El descanso reparador es fundamental para sentirse con energía al día siguiente. Intenta dormir ocho horas al día y siguiendo siempre unos horarios regulares. Evita las siestas largas durante el día y trata de reducir la exposición a la luz azul de los dispositivos antes de irte a dormir.

Mantén la mente ocupada. Practica tus actividades favoritas o aprende otras nuevas, ya sea en solitario o en compañía de otras personas.

Permítete experimentar todas las emociones. Una óptima salud mental no significa estar siempre contento, pero es importante que exista un equilibrio de emociones y plantearse como una señal de alarma que predominen las negativas y se sostengan en el tiempo.

Dar las gracias ayuda. Trata de escribir diariamente una lista o repite mentalmente las cosas de la vida por las que te sientes agradecido y recuerda experiencias positivas que hayas tenido.

Establece metas y prioridades. Fija los objetivos que quieras alcanzar y decide qué es prioritario y qué puede esperar. Aprende a descartar tareas si empiezas a sentirte sobrepasado y felicítate por todo lo que logras cada día.

Aprende a gestionar el estrés. Analiza los problemas de una manera lógica: define el problema, haz una lista con las posibles soluciones y otra de los pros y contras de cada una. En vez de postergarlas o evitarlas, afronta las situaciones difíciles, ya que dejarán de angustiarte una vez las identifiques y resuelvas.

Reserva momentos para relajarte. Asigna un espacio diario al ocio y al descanso y practica de manera regular actividades como relajación, meditación, mindfulness o yoga. Te ayudarán a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés y te proporcionará un mayor control de las emociones. También reduce el tiempo que dedicas a los dispositivos electrónicos.

Relaciónate con los demás. En tu día a día, mantén el contacto con otras personas, ya que socializar y comunicarnos con nuestro entorno contribuye a aumentar el bienestar.

Pide ayuda cuando la necesites. Si no te sientes bien, acude a un profesional de la salud mental o a un médico, que podrá ayudarte a identificar el problema y canalizarte con un especialista.